Por Leonardo L. Tavani
Tres
años atrás dábamos comienzo a este blog con una serie de artículos entre los
que se hallaba el correspondiente a Star Trek: Discovery, que en ese
momento transcurría apenas por el primer tercio de su temporada inicial. Por
entonces estábamos un poco oxidados debido a un largo impasse sin practicar el
noble arte del “articulismo”, pero por mucho que nos disguste el continente de
aquella nota, su contenido era y es indiscutiblemente correcto. Y por cierto
que fuimos generosos con el producto al no calificarlo con el menor puntaje
posible, probablemente a causa de nuestro inocultable corazoncito trekker; pero
al día de hoy, cuando su tercera temporada ha finalizado, podemos concluir sin
pudores ni titubeos que “Discovery” es la absolutamente peor
serie del universo Trek de toda la historia de la franquicia creada por Gene
Roddenberry. Pero eso no es todo, o por lo menos no es la definición crítica
que merece en rigor de verdad, sino que en estricta justicia debemos decir que Star
Trek: Discovery es la más abyecta bazofia, la peor pieza de escoria y
la más repulsiva cloaca que haya jamás existido. Y créannos, seguimos siendo
indulgentes con ella.