Por Leonardo L. Tavani
Calificación:
Excelente ★★★★★
DAREDEVIL. EE
UU; 2014, 1016 y 2018.
Producción de Marvel, ABC y Netflix. Creada por Drew Goddard.
Dirección: Drew Goddard, Phil
Abraham, Stephen Surjik, Peter Hoar,
Ken Girotti, Euros Lyn, Farren
Blackburn, Steven S. DeKnight, Guy Ferland,
Nick Gomez, Adam Kane, Nelson
McCormick, Brad Turner, Andy Goddard,
Marc Jobst, Floria Sigismondi,
Michael Uppendahl Música: John Paesano -Guión: Bill Everett, Drew Goddard, Luke Kalteux, Ruth Fletcher,
Christos N. Gage, Whit Anderson, Sneha Koorse, Douglas Petrie, Marco Ramirez,
Steven S. DeKnight, Lauren Schmidt, Joe Pokaski, John C. Kelley, Mark Verheiden
(Personajes: Stan Lee)-
Elenco: Charlie Cox, Deborah Ann Woll, Elden Henson,
Rosario Dawson, Vincent D'Onofrio,
Jon Bernthal, Ayelet Zurer, Bob Gunton,
Toby Leonard Moore, Vondie Curtis-Hall,
Susan Varon, Geoffrey
Cantor, Judith Delgado, Amy Rutberg, Peter Shinkoda, Jaime Slater,
Elodie Yung, David Vadim, Carrie-Anne Moss, Wilson Bethel.-
Tres temporadas de 13 episodios c/u, por Netflix.-
Sanguinaria (que no sangrienta), salvajemente
explícita, desgarradoramente pesimista, dramáticamente oscura y asfixiante; así
es —al menos en una somera descripción— el complejo universo de Marvel’s
Daredevil,
la serie. Decididamente adulta en cada minuto de su metraje, la serie de
Netflix y Marvel Televisión apunta mucho más a un público maduro y pensante que
a los espectadores más jóvenes y puramente amantes de los cómics, los cuales no
quedarán defraudados —empero— si se prestan al juego que esta realización
propone. Antes que nada, conviene aclarar que tanto esta serie como su
producción “hermana”, Jessica Jones (cuya review ya está
publicada en este mismo blog), no requieren en absoluto conocer las historietas
originales en que se basan ni mucho menos ser un fan o adicto a las mismas.
Todo lo contrario, en su profundo y amargo hiperrealismo —absolutamente deudor,
además, del Film Noir— ambas series
introducen la posibilidad de la convivencia con personas dueñas de capacidades
alternativas dentro de un marco ácidamente dramático y “determinista”.