Cómo sobrevivir a Marvel y no morir en el intento

LA LIGA DE LA JUSTICIA (Justice League)
Por  Leonardo Tavani
Calificación:  Buena (★★★)
(Estados Unidos, 2017) Dirección: Zack Snyder. Guión: Chris Terrio & Joss Whedon. Música: Danny Elfman. Fotografía:. Elenco: Ben Affleck, Henry Cavill, Gal Gadot, Amy Adams, Jason Momoa, Jeremy Irons, Ezra Miller, Ray Fisher, Amber Heard, Billy Crudup. Producción: Zack y Deborah Snyder, Ben Affleck, Christopher Nolan, Michael E. Uslan & Benjanim Melnicker. Distribuidora: Warner. Duración: minutos.



            DC Cómics se ha lanzado definitivamente a la expansión de su universo de superhéroes y lo hace de la mano de Warner Bros., eterna detentadora de los derechos cinematográficos de la empresa. Luego de varios titubeos, tras algunos fracasos sonoros y con más dudas que certezas, por fin se despeja el panorama para los personajes más icónicos del mundo de la historieta. Porque La Liga de la Justicia, que se acaba de estrenar este jueves 16 de noviembre, resulta un tanque arrasador que pone las cosas en su lugar. Si habían quedado muchas dudas luego de Batman vs Superman: Dawn of Justice (2016, Zack Snyder), esta película se lleva puestas todas las reticencias y pone quinta a fondo para contar una historia, que no por repetida (ya hemos dicho en otro artículo que se está agotando la creatividad en este subgénero) se torna menos atractiva. Todo lo contrario. Es imposible quitar la vista de la pantalla desde la secuencia inicial, un clarísimo homenaje al Batman de 1989 dirigido por Tim Burton, sólo que aquí el murciélago se lanza sin prolegómenos tras unos bichos alados repugnantes, alienígenas que preceden a la llegada de Steppenwolf, un villano temible en los cómics, servidor del no menos horroroso Darkseid. Pero cuidado, que con esto no estamos diciendo que el filme sea una perla del género: se halla a años luz por debajo de Wonder Woman, por caso, pero posee la saludable cualidad de divertir y entretener desde su inicio; cosa que se agradece, especialmente luego de la polémica Batman vs Superman.

            El mundo ha quedado sumido en miedo y confusión tras la muerte de Superman, y estos seres se alimentan del miedo. Tras ellos llegará el villano, quien retorna a la Tierra luego de miles de años, cuando intentó conquistarla por medio de tres cubos de energía, los que pueden transformar cualquier planeta en su infierno natal. En aquéllos albores de la historia, Amazonas, Atlantes y hombres se unen para combatirlo y logran derrotarlo. Steppenwolf jurará volver algún día para vengar su única derrota y recuperar los cubos. Ahora que la tierra se ha quedado sin el krytoniano, el momento ha llegado.




           Mientras recluta tanto a nuevos héroes como a Diana Prince/Mujer Maravilla, Bruce Wayne emprende un viaje de autoconocimiento muy bien plasmado en pantalla. Comprende que no es posible combatir siempre en soledad y que la unión hace a la verdadera fuerza, reconoce que no tiene pasta de líder y, cosa importante, en un excelente diálogo con Alfred (Jeremy Irons) asume que a diferencia de sí mismo, Clark Kent supo vivir como un hombre común, enamorarse, tener un trabajo legítimo, ser un hijo fiel; cosas que él ha evitado, tornándose menos humano. En la misma sintonía tendrá un chisporroteo con la princesa amazona, que servirá luego para que la heroína asuma su verdadero lugar en el mundo. Pero todo esto está perfectamente equilibrado entre escenas de acción brillantemente ejecutadas y un crescendo dramático impecable. Ya todos saben, y no resulta ningún spoiler, que Clark/Superman regresa a la vida. El cómo y por qué es lo que deberá descubrir el espectador, que no resultará defraudado. Los evidentes errores en la cinta ya citada, en la que la personalidad del kryptoniano quedaba desdibujada, se corrigen por completo aquí, dándole una dimensión interior y una profundidad emocional creíble y sólida, que ya pide a gritos otra película en solitario para el personaje.
            En cuanto a los miembros de la naciente Liga, la Wonder Woman de Gal Gadot se apropia de la pantalla cada vez que aparece; está claro que la actriz israelí nació para el rol y le aporta toda una gama de emociones genuinas, creando una empatía indestructible en el espectador. Ella también asume ciertos errores y comienza a salir del cascarón emocional en que se sumió tras la muerte de Steve Trevor. Pero en las escenas de acción se muestra feroz y poderosa, carente de dudas o flaquezas. Por otra parte, los nuevos reclutas no desentonan en absoluto, con especial atención al Aquaman de Jason Momoa, un personaje atractivo y tremendamente poderoso, al que el actor hawaiano aporta una cierta y peligrosa imprevisibilidad. Por otra parte, tanto el Cyborg de Ray Fisher como el Flash de Ezra Miller cumplen sobradamente con sus roles, lo que sorprendió gratamente a este crítico, que esperaba que la posible falta de tiempo para presentarlos en pantalla debilitara su credibilidad y capacidad de identificación. Por el contrario, mérito del afiatado guión de Chris Terrio y Joss Whedon (sobre una historia original de Terrio y Zack Snyder), sus  personajes entroncan perfectamente con la historia, tienen tridimensionalidad, resultan atractivos y nos dejan con ganas de ver sus propios filmes. Si algo podemos objetar a este sólido producto tal vez sea la escasa profundidad del enemigo, puro odio y deseo de conquista, pero sin facetas que lo tornen más atractivo. Además no es nada que no hayamos visto antes, especialmente en el universo Marvel. Pero el guión se encarga de enmascarar esto con una acción vertiginosa, de modo que en cada aparición del villano no exista ni un instante para diálogos banales ni amenazas. Tampoco ayuda su diseño íntegramente digital, que si bien lo hace ver bastante creíble, no consigue la perfección de casos como Góllum/Sméagol o César (ambos interpretados por el actor Andy Serkis).
Los actores en la Comic Con de San Diego
  Rindiéndole honor a la mejor tradición del cómic, Justice League sorprende con acción trepidante, personajes humanamente contradictorios  y un diseño visual muy bueno, pero al que le hubiera venido bien una pulida más. La fotografía en 3-D panorámica resulta impactante, las batallas están rodadas con ferocidad estética brutal y el humor que se cuela en el relato está siempre correctamente injertado, sin los excesos de las últimas películas de Marvel, resultando funcional y orgánico al cuento. En cuanto a la dirección, Zack Snyder cumple una labor impecable, tan sólida como resultó la de Man of Steel (2013), aunque no pudo supervisar la edición ni rodar reshots  a causa del trágico suicidio de su hija mayor, por lo que  resulta difícil detectar cuales son las retomas de Joss Whedon y hasta dónde el corte definitivo representa el espíritu del director de Watchmen (2009). Ya se sabe que el estudio lanzará la versión extendida en formatos Blu-ray y 4K, y allí justipreciaremos mejor cuan acertada o no ha sido la pulida de Whedon. Por lo pronto, el producto visto en pantalla (que siempre es el ‘oficial’), se yergue como la más sólida y atractiva cinta de superhéroes del año, puesto que comparte codo a codo con Mujer Maravilla (2017, Patty Jenkins), evitando holgadamente esa casi insalvable sensación de saturación que produce ver tantas cintas del género al año. No es poco mérito, pueden creerlo. Y algo más: ni por asomo se vayan antes de la conclusión de los créditos finales. Una breve e imperdible secuencia nos adelanta tanto al próximo villano como a sus siniestros planes. A esperar la secuela.- 

UN EXCURSUS NECESARIO (POST CRÍTICA):

            Hasta aquí, la crítica original del filme. Fue escrita el domingo 19 de noviembre del ya extinto 2017. Casi dos meses atrás y a pocas horas de haberla visto en la impactante sala Imax 3-D de zona norte. Con toda intención esta crítica se centró únicamente en la película pura y dura, aislada de toda polémica, de todo fanatismo comiquero, youtubero y/o todos los “ismos” que se les ocurran. Por ello ostenta un criterio radicalmente diferente al promedio. Cuando uno ama el cine en su totalidad y además ha estudiado teoría cinematográfica por casi media vida, ciertamente es posible hacer esto con dicha objetividad. Pero ya no estamos en los ‘80s, la época del fin de la inocencia, sino en estos cínicos tiempos en los que cualquier caradura con un smartphone a mano se convierte en crítico de culto, creando sitios de youtube en los que se cuelgan interminables y agotadores videos, con infumables monólogos de horas de duración. O.K. Que así sea. Pero nuestro criterio es otro. Tanto Warner Bros como estudio y D.C. como empresa de cómics, han errado fiero en los últimos años y jamás presentaron una estrategia coherente ni mancomunada para brindar una saga fílmica digna de los mejores superhéroes de la historia. Los personajes de D.C. le pasan el lampazo con pinolux a los de Marvel, sin embargo, la empresa capitaneada por el veteranísimo Stan Lee y Avi Arad no sólo los primereó fiero, sino que desarrollaron una estrategia a largo plazo impecable, que incluso supo congeniar y ensamblar las distintas sagas de sus héroes, cuyos derechos fílmicos estaban repartidos entre varios estudios.
            Ahora bien, sin profundizar el tema, digamos que Justice League ha defraudado a tantos fans por razones horrorosamente extra cinematográficas: porque se vio inmersa desde antes de su estreno en una polémica viral y furiosa, la que cargó sobre sus espaldas una expectativa tan grande que ni este ni ningún otro producto podía satisfacer,  y se halló en medio de una campaña negativa hacia el estudio y sus productos como nunca antes la hubo. Aquí hablaré en primera persona. Créanme, yo mismo me sentí titubear cuando varios amigos personales, sensatos y amantes del género, vomitaron contra el film más bilis verde que la pequeña Reagan en El Exorcista. Por supuesto que tienen el más sagrado de los derechos a su opinión y gusto, pero la influencia de estos “expertos” verdaderamente tiñó su propia visión y percepción de la cinta, (incluso si alguno de ellos no lo acepta), al punto que semanas después seguían difundiendo con pelos y señales cada comentario de estos especialistas de youtube y otras redes. Y por supuesto, me han detallado cada mínima toma, plano o secuencia que supuestamente rodó Whedon y cuáles otras Snyder, qué cosas agregó o podó el estudio y si se reescribió tal o cual escena…etc., etc.  Bueno muchachos, así no se puede. Así no juego más.


            A finales de diciembre pasado, ciertamente algo cansado del tema pero aún desconcertado por mi propia percepción de la cinta (tan disímil a la del resto del planeta),  retomé el tema visitando sitios web dónde escriben críticos que sigo desde hace años y a los que respeto enormemente. Ciertamente soy un amante integral del cine, absoluto consumidor de todos los géneros, y aunque el  basado en cómics tiene un grato sitio en ni corazoncito, no soy un experto en cuanto a historietas atañe. Estos especialistas, en cambio, lo son. Y verdaderos fanáticos. Pues bien, cual no sería mi sorpresa al descubrir que en vez de triturar el filme, como todo parecía prever, lo ensalzaban precisamente por sus virtudes internas; por aspectos ligados a su fidelidad a las nuevas versiones de sus respectivos cómics,  y en definitiva porque logra finalmente presentar en pantalla al grupo de superhéroes que estuvo a punto de quedarse fuera de la fiesta. Porque muchachos, seamos claros: este proyecto casi se va al tacho varias veces, y Warner/D.C. estuvo seriamente a punto de dar de baja esta posibilidad fílmica, habida cuenta que las consultoras de opinión que encuestan para ambas empresas les indicaron que Marvel (especialmente con su franquicia “Avengers”) les había sacado una abismal ventaja tanto económica como sociológica. Esto es, los productos Marvel se han instalado tanto como marca y como hábito de consumo a la vez, mientras que D.C. tiene que pelear en ambos terrenos empezando desde atrás y en severa desventaja. Claro que no ayuda para nada que algunos de sus productos, como Suicide Squad, resulten un bofe indigerible. Pero a ver, Liga de la justicia no es Escuadrón Suicida, a menos que yo esté completamente loco o bajo los efectos de algún alucinógeno. Tampoco es Wonder Woman, la mejor peli de la franquicia en mucho tiempo, pero sí es una digna cinta; con acción, humor no invasivo ni idiota, momentos intensos y un desarrollo narrativo coherente. No es poca cosa. Tiene sus defectos, es cierto, pero logra lo que no se había podido hasta ahora: lanzar por fin a la gran pantalla a la liga de superhéroes más amada e importante de la historia de la historieta mundial. Ya vendrán después mejoras argumentales, personajes más pulidos, tramas más o menos oscuras según el cuento que se cuente; pero lo verdaderamente importante, con o sin buenas recaudaciones, se ha logrado al fin. La Liga de la Justicia llegó al cine. Ojalá para quedarse. Pero con “Frikydoctors” y nerds por el estilo, seguro que no. Y una apostilla final, que incluye a los amigos que mencioné: a todos los que se enamoraron demasiado de la versión y visión Nolan de Batman, ni esta ni ninguna otra Liga les va a gustar. Así de sencillo. Porque se han adaptado manu militari a un estilo ultra oscuro de narración, con personajes hiper perturbados, violencia extrema pero realista (o tanto como sea posible en cines), y un pathos que ha alterado radicalmente el que se plasmaba en los cómics. Si bien es cuestión de gustos, hay que volverse más flexibles, porque este estilo ultra noir no le ajusta ni les calza a todos los personajes de D.C. De hecho, La Liga de la Justicia fue siempre uno de los cómics más luminosos, humorísticos y positivos del universo D.C., auque en los últimos años haya recibido un toque de seriedad mayor, para acercar nuevos lectores. Veremos a dónde nos lleva ulteriormente este derrotero, pero con un deseo firme: que el debut no sea despedida.-

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